En épocas de crisis económica, los departamentos comerciales de las empresas no suelen atreverse a asumir riesgos. Saben que hay tareas que podrían mejorar mucho la productividad de la empresa, convirtiendo trabajos ordinarios en procesos automatizados. Pero tomar la decisión es más difícil de lo que parece.
Lo primero es identificar la necesidad de software existente, algo que solamente pueden hacer responsables que trabajen directamente realizando esa tarea o conozcan a ciencia cierta el funcionamiento de esa actividad. Muchas veces los jefes desconocen este aspecto, hasta el momento feliz en el que a un informático inocente se le enciende la bombilla y sugiere: «¿Y esto no se podría hacer con algún software para que funcione más rápido?». A partir de ese momento, se entra en un proceso de reflexión y decisión.
3 soluciones: SaaS, aplicaciones a medida u open source
Solucionar un problema de planificación, organización o contabilidad muy específico para determinados negocios implica cierto estado de inacción. Una vez que se ha identificado la necesidad, las empresas tienen al menos estas 3 posibles opciones:
- Software o programa como servicio.
- Desarrollo de aplicaciones a medida.
- Aprovechamiento de software libre.
Veamos los pros y los contra de cada una por separado.
1. Contratar un servicio SaaS
En el primer caso implicaría buscar una empresa que nos proporcione un servicio de SaaS. Es la opción más recomendada en épocas de crisis porque implica el menor grado de riesgo. El programa ya está inventado y funcionando.
Nos ofrece una solución directamente o nos deja instalar extensiones para personalizarlo para nuestro negocio. Única desventaja: que el programa no sea lo suficiente específico y no haya ninguno en el mercado que lo sea.
2. Desarrollo de aplicaciones a medida
Lo que da más miedo a los empresarios es tener que desarrollar una aplicación para resolver un problema específico. Es cuando en el mercado no hay ningún servicio de cloud computing que se ajuste específicamente a nuestro tipo de negocio, algo difícil pero no imposible.
En tales casos, hay que estudiar el tema, contar nuestro problema y contratar a un programador en el desarrollo de aplicaciones que sea capaz de hacerlo. No me refiero sólo a aplicaciones para el consumo interno; muchas veces serán programas en la nube que se van a comercializar como producto o se utilizan dentro de una campaña de marketing para un fin específico.
Tardará bastante más tiempo en hacerlo y resultará más caro, pero al final tendremos algo único en el mercado, o al menos, muy específico. Es cuando nuestra empresa quiere hacer algo realmente original, como por ejemplo, una app muy específica para descargarse de Google Play Store.
3. Recurrir al software libre
Cuestión aparte es el open source o el software libre, algo muy de moda gracias a la filosofía GNU/Linux y que parece la panacea para muchas pequeñas empresas. No hay que contratar a un programador, no hay que contratar un SaaS. Todo parece fácil y barato, es decir, gratis.
Para empezar hay que distinguir los servicios realmente libres de aquellos que nos ofrecen una versión limitada de un producto premium en la nube. Aquí el riesgo monetario es ninguno, es evidente, pero debemos tener claro que a la larga sí que necesitaremos ampliar espacio o aumentar las funcionalidades.
Por otro lado, lo realmente pesado del software libre es el proceso de búsqueda de un programa adecuado entre la infinidad de software que no nos sirven exactamente para nuestros fines o son demasiado genéricos.
¿Cuándo creemos más adecuado recurrir a cada una de estas tres opciones? ¿Prefieres usar el SaaS, desarrollar una aplicación o buscar un software libre?
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