La mayoría de la gente iniciada en el mundo cloud ya conoce las ventajas de trabajar en la nube; podemos informatizar servicios, tenemos acceso desde distintos puntos, una gran flexibilidad y disponibilidad y además nos permite ahorrar espacio y mejorar la eficacia de nuestra administración.
Sin embargo, venimos hablando la mayoría de las veces de programas en la nube públicos, empresas que crean un software como servicio para que lo utilice todo el que se registre. Programas como las herramientas de Google, Dropbox o cualquier servicio de almacenamiento nos ofrecen esta oportunidad.
Pero, ¿qué pasa con las nubes privadas? ¿es igual de conveniente para la empresa tener su propia infraestructura cloud, comprar servidores, crear su propio software, disponer de sus propias instalaciones y utilizarlo en provecho propio?
¿Nubes privadas o públicas?
Cuando decidimos dar el paso a la nube, algunas empresas se pueden ver tentadas a desarrollar su propia infraestructura. Es decir, en lugar de confiar en un servicio externalizado, crear una nube privada concentrando sus esfuerzos en el desarrollo de un sistema virtualizado para uso interno.
Esto puede plantear de entrada algunos inconvenientes:
- Un presupuesto mayor para la compra y mantenimiento de la infraestructura.
- Un largo proceso de espera mientras se desarrolla un software que se utilizará en la propia empresa.
- Está fuera del alcance de muchas organizaciones, cuya complejidad y necesidades no son tan elevadas como para que resulte necesario disponer de su propia nube.
- Implica tener la infraestructura en las instalaciones de la propia empresa, o cuando menos, contratar Infraestructura como Servicio.
Los procesos de transformación en las nubes privadas para mejorar su escalabilidad llevan más tiempo. Es decir prever cuáles van a ser las necesidades de la empresa en unos años. Así, o apostamos por un alto desempeño de capital en el principio, o bien a una revisión frecuente de si la infraestructura se ajusta realmente a lo que se quiere.
Crear un nube para uso privado, en sí mismo, no tiene nada de malo, si es lo que necesita nuestro proyecto a largo plazo. Ahora bien, las ventajas de la nube pública la superan de forma significativa, ya que la empresa se descarga de gran parte de las responsabilidades. Nos limitamos a pagar una tarifa por servicio, con opciones de escalabilidad. ¿Queremos más prestaciones? Nos acogemos a una tarifa mayor. ¿Queremos menos? Cambiamos de plan.
Lo mismo sucede con el desarrollo del software. A veces los programas que queremos crear ya están inventados y serían fáciles de implementar en mucho menos tiempo de lo que requiere la creación de un software propio. La clave se encuentra en encontrar un buen programa de gestión que se adapte a nuestro negocio específico y planificar una rápida migración en lugar de una lenta preparación de software e infraestructura propia.
¿Y tú, prefieres el cloud público o privado? Deja tu opinión en los comentarios.
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